El 2020 será recordado en todo el mundo por un largo periodo de tiempo no cabe la menor duda. En varias de las ciudades de los EEUU lo será por muchas razones, entre ellas, la pandemia que dejó entrever un peligroso desfase entre las políticas públicas a nivel local para paliar la emergencia sanitaria y la burda estrategia, o ausencia de la misma, del gobierno del presidente Donald Trump y su afán por restarle importancia. Difícil encontrar hoy un centro urbano que haya resultado inmune a sus devastadores efectos.
La diplomacia de las ciudades
El Chicago Council on Global Affairs, uno de los centros de pensamiento más relevantes en los EE. UU. y a nivel internacional, publicó a principios de este mes un interesante estudio intitulado “Conducting City Diplomacy” o “La conducción de la diplomacia de las ciudades” que, a partir de un amplio sondeo basado en una muestra de cuarenta y siete urbes distribuidas en todo el mundo, retrata su nivel de involucramiento internacional.
A dicho estudio le antecedió otro del 2018 intitulado “Hacia la diplomacia de las ciudades” en el que se centró en veintisiete ciudades y que se concentró en las capacidades con las que cuentan los gobiernos locales para lograr extender sus redes y contactos a nivel internacional y las barreras que enfrentan para lograr ese objetivo. Ambos reportes, cabe señalar, arriban de manera general a la conclusión de que es necesario que las ciudades inviertan recursos en la adquisición de capacidades que les permitan un manejo adecuado de sus relaciones y de las responsabilidades que de ellas deriven todo ello conducente a la práctica de una diplomacia efectiva.
Para la ciudad de Chicago, la importancia que tienen a nivel global los centros urbanos no es un tema ajeno ni mucho menos novedoso. Al fin y al cabo, fue ésta la sede de la Gran Feria Mundial de 1893, también conocida como la Exposición Colombiana, que conmemoraba los cuatrocientos años del arribo de Cristóbal Colón al nuevo mundo en el año de 1492.
La preminencia de las ciudades en el ámbito internacional es un tema al que también el Chicago Council le ha dedicado trabajo cuantitativo de investigación, no solo porque se aloja en la ciudad de los vientos, una de las urbes más globalizadas de los Estados Unidos, sino porque además ha sido el promotor principal junto con el diario británico Financial Times, del importante Foro Pritzker que desde 2015 congrega alcaldes, líderes empresariales, organizaciones de la sociedad civil así como personalidades de influencia para dialogar sobre temas de relevancia urbana y el papel fundamental que las ciudades ejercen para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades que tienen frente a sí pero sobretodo los que enfrenta la humanidad a nivel global. Temas como el cambo climático y ahora la pandemia de Covid-19 son prueba de ello.
Relación Chicago – Ciudad de México
La Ciudad de México tiene una relación de hermanamiento con Chicago desde 1991 que desafortunadamente no se ha aprovechado en su totalidad. Como ejemplo, es lamentable que la participación de México en este Foro Pritzker ha ido disminuyendo progresivamente. Ni que decir de la demografía. Del área metropolitana de la ciudad de Chicago que comprende más de ocho millones de habitantes el 37 por ciento es de origen mexicano. Además, esta ciudad sigue siendo un santuario excepcional para las poblaciones migrantes sobre todo las más vulnerables y ha jugado un papel fundamental de contención frente a las políticas antiinmigrantes dictadas desde la Casa Blanca desde hace varios años y las más xenofóbicas de su actual ocupante.
Hoy más que nunca se hace urgente el re-establecimiento de vínculos entre ciudades no solo para intercambiar mejores prácticas o establecer mecanismos efectivos de cooperación, sino sobre todo para llenar un vacío que han dejado las naciones en el ámbito de la cooperación internacional. El abandono por parte de los Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático sumado a la abrupta y torpe decisión de salirse de la Organización Mundial de la Salud en los momentos más apremiantes de la pandemia son la más clara evidencia de ese involuntario relevo entre ciudad y nación en el ámbito diplomático. Siendo lo más objetivos posible quien podría dudar hoy que la Presidencia de Donald Trump ha dañado como ninguna otra de la que se tenga registro en este país la confianza internacional en los Estados Unidos y puesto en entredicho su liderazgo.
A pesar de los embates de los que han sido objeto por parte de la Casa Blanca por su manejo de la pandemia, sobre todo fomentando el uso del cubre bocas y por considerarlas débiles en la aplicación de la ley a partir de los disturbios raciales recientes, Chicago, como Nueva York o Atlanta, o ciudades más progresistas como Portland, han dado a esta nación lecciones de civismo y vitalidad social no vistos desde el 68. No cabe duda que Chicago, junto con estos centros urbanos se perfilan como parte fundamental de la solución para regenerar el tejido social de esta gran nación y recomponer el desastre que ha causado un Presidente errático y disfuncional contribuyendo a la restauración de una diplomacia sumamente mermada.
Alberto Foncerrada